domingo, 31 de agosto de 2008

... sobre un Niño

En un mundo que anda escaso de referentes a los que seguir, los futbolistas se cuelan en la lista de personajes idolatrados. De hecho, muchos han considerado al fútbol como una nueva religión y por eso podríamos considerarlos "nuevos dioses" que marcan las expectativas de miles de aficionados.


Dentro de este contexto, no logro dejar de asombrarme por un caso concreto: Fernando Torres, alias "El Niño". Natural de Fuenlabrada y atlético de toda la vida, tuvo que echarse a sus espaldas a un equipo cuando apenas sabía lo que eso significaba. Aún siendo criticado entre los seguidores del Atleti por fallar demasiado y ser una eterna promesa, acabó convirtiéndose en un ídolo, la imagen de un club en crisis que necesitaba aferrarse a algo, y él estaba allí.


Pero un buen día llegó el Liverpool y dejó huérfano a su Atleti. Miles de seguidores tuvieron que asimilar que su Niño se marchaba para hacerse mayor... Y aquello que podría haberse considerado una traición, en el Atleti no fue así y la gran mayoría sufrió una catarsis que le llevó a poner la vista en otro equipo, el Liverpool, donde Torres podría mejorar. Digamos que la sensación sería similar al hijo que se marcha de casa a estudiar a otro país...


Y de repente comienzan a verse por el Calderón camisetas del Liverpool con el nombre de Torres... y Torres responde a ese apoyo con el paseo de la bandera del Atleti por todo Madrid en la celebración de la Eurocopa, única referencia a un equipo en el día grande de la selección española que encima viene de alguien que ya no está en dicho equipo... ¿Puede haber homenaje más grande?


Para colmo, la vuelta del Atleti a Champions va y nos regala un duelo (más bien dos, por aquello de la ida/vuelta) con el Liverpool al más alto nivel. Un duelo "fratricida" que, termine como termine, tendrá sin duda alguna una sonada ovación para Torres. El Calderón se vestirá de gala para recibir a su Niño y cruzará los dedos para que no se la líe...


El Niño pródigo se marchó para tener lo que el Atleti no podía ofrecerle en ese momento, y el aficionado atlético lo entendió. Por eso, a pesar de su marcha, continúa siendo una referencia para el club y para la hinchada rojiblanca que, en el fondo, sabe que su querido Torres volverá.

miércoles, 13 de agosto de 2008

... sobre días malos


Es un hecho: hay días malos. Sí, igual que los hay regulares, buenos y muy buenos. Pero está claro que los peculiares son los malos... aquellos en los que te levantas y tiras la crema por el suelo; sales a la calle en tirantes a las 8 de la mañana y hace un frío que pela; llegas al trabajo y te cae encima un marrón de los grandes que se escapa a toda lógica y además parece que eres la imbécil que hace el trabajo sucio mientras otros se lavan las manos; sales de trabajar y pierdes el bus, lo que implica que tienes que esperar 20 minutos para que llegue el siguiente ya que el metro no lo puedes coger porque la línea está cortada (bienvenidos a Madrid durante el verano...); como has salido a las tantas no llegas a las tiendas Vodafone para canjear los puntos que te caducan en dos días, por lo que te acercas a un Corte Inglés y resulta que la dependienta te informa de que no tienen el móvil que quieres; te vas a cenar a un Vips y se olvidan de un plato; vas a coger el bus de camino al Más Allá y vuelves a llegar tarde, así que te pillas otro que te deja a la otra punta del pueblo por no esperar otros 20 minutos; se te acaba la batería del móvil (de ahí lo de cambiarlo...); por fin llegas a casa, abres la puerta y se te cae una silla (que lleva varios días esperando que alguien la baje a la basura) en todo el pie; enciendes el ordenador y comienzas a leer cosas que mejor no haber leído...


Entonces decides irte a la ducha, te enjabonas, te metes debajo del agua y el tiempo se detiene. Cierras los ojos, que están a punto de estallar en lágrimas, y, mientras el agua cae, comienzas a sentirla... ahora fría, ahora caliente.... fría... caliente... fría... caliente... Los minutos se difuminan y el efecto mágico del agua hace que, por un momento, olvides tu nefasto día y te den ganas de transportarte directamente a la cama, donde podrás borrarlo definitivamente...


Allá voy...


Buenas noches....